• 07/09/2024 21:48

La interna del peronismo bonaerense se tensiona cada vez mas ¿Llegó la hora de cantar una nueva canción?

Jun 18, 2024

 

Cristina y la Cámpora, desde hace tiempo, son el ancla de hierro que encuentra el peronismo en la Provincia de Buenos Aires para intentar llevar adelante un proceso de reorganización. No es la única, por cierto, ya que nadie está dispuesto a resignar un centímetro de las posiciones que han conseguido ocupar dentro del espacio interno, pero el desprestigio y el rechazo que generan la ex presidenta y su hijo por fuera del segmento de incondicionales que cada vez es más amplio impide imaginar la posibilidad de un proceso de reorganización interna y de recuperación de los favores de la sociedad.

En los últimos días trascendió la realización de un encuentro entre Cristina y Jorge Ferraresi, en el que el intendente de Avellaneda habría intentado negociar una tregua, pero había terminado en un fracaso absoluto. Del lado del instituto Patria niegan la veracidad de la especie, y del de Ferraresi ponen cara de poker. «Si se hubiera producido no habría problemas en confirmarla, pero no ocurrió», afirman en el entorno de la ex presidenta. Pero la simple difusión del rumor, se haya concretado o no el encuentro, no es un dato aleatorio. En definitiva, con Cristina no se gana, pero sin Cristina es difícil pensar alguna alternativa exitosa.

No sólo Ferraresi, alienado claramente con el gobernador Kicillof, sino también para Mario Secco (Ensenada), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y el propio Axel, la insistencia de Cristina y de Máximo de quedarse con el control del espacio al precio que fuese constituye un laberinto que hasta ahora parece no tener salida. Las aspiraciones a la gobernación de varios intendentes, y del propio gobernador a una candidatura presidencial –desafío que le fue impuesto por el gobierno nacional- necesitan de la convalidación de la ex presidenta. Pero ella está muy lejos de dársela, ya que pretende que su hijo Máximo ocupe ese cargo, y su condición de Presidente del PJ bonaerense lo coloca en situación inmejorable para encabezar las listas. Asimismo Cristina sueña con llegar a ocupar la titularidad del PJ nacional, al que siempre despreció, “clamor popular” mediante, ya que no está dispuesta a competir con ningún humano del espacio. Desde esa posición podría aplicar su tradicional “dedazo”, cuyas consecuencias terminaron sistemáticamente en experiencias funestas.

Pero ni Cristina ni Máximo se preocupan por mirar más allá de su egoísmo y de su metro cuadrado. No entienden que su gloria es cosa del pasado, y pretenden conseguir resultados diferentes de prácticas que terminaron llevando al peronismo y al resto de las fuerzas del espacio a la catástrofe.

Un filoso participante de la interna se preguntaba por estos días cuántos militantes de la Cámpora habían sido despedidos por el gobierno de Milei. Tal  como sucede con la reunión con Ferraresi, no importa demasiado si se ha concretado un pacto formal entre Cristina y Máximo y el actual presidente, pero que de que existe, aunque sea en la informalidad, nadie lo duda: dinamitan el espacio interno y le tiran una soga con sus apariciones públicas cada vez que Milei entra en zonas resbaladizas.

Cansado de ninguneos y de operaciones en su contra, Axel aceptó salir a jugar en las grandes ligas. Se reunión con el Papa en Roma en un encuentro de alto volumen político. Allí mantuvo dos reuniones: una audiencia formal de  40 minutos, y luego fue convocado para un segundo encuentro. La noticia conmovió a toda la estructura del Patria, no porque tengan una consideración especial por Francisco, sino porque implicó el reconocimiento de la autoridad ecuménica del gobernador como un jugador de primer nivel y un aval del que ni Cristina ni Máximo disponen.

El encuentro papal coronó una semana frenética para Axel, quien tuvo su foto con ministros y decenas de intendentes en la Ciudad de Buenos Aires cuando denunció, por enésima vez,  el recorte de fondos de la Casa Rosada sobre la provincia.

Con estos dos precedentes, Axel finalmente encarará su lanzamiento a los primeros planos de la política nacional. Será el 1 de Julio, en principio en la histórica Quinta de San Vicente, para conmemorar los 50 años del fallecimiento de Juan Domingo Perón. Y no se descarta que participe del acto del 17 de junio al que ha convocado Ferraresi.

Tal como lo ha explicitado el “Cuervo” Larroque, el reciente «acto de Florencio Varela fue el puntapié de una forma de construcción que es necesaria porque el conjunto de la militancia quiere participar».

Era hora. Axel ha decidido patear el tablero y ponerse al frente de la renovación del campo popular, acompañado por su vicegobernadora, Verónica Magario, y varios de sus ministros, intendentes y referentes. La convocatoria a la participación interna y a la renovación son dos requisitos indispensables para el renacimiento de un peronismo ampliado y aggiornado a los desafíos del presente. Tal como lo adelantara hace tiempo, es la hora de “cantar una nueva canción”. No será fácil, pero las batallas que se pierden son las que no se dan. Y el gobernador bonaerense lo tiene en claro.