• 10/01/2025 06:08

La batalla de la derecha

Ene 4, 2025

Las elecciones de medio término que se realizarán este año son mucho más que una instancia de renovación legislativa. Tanto para el gobierno como para el resto de las fuerzas políticas mayoritarias son aceptadas como un plebiscito, tanto de la gestión y el plan económico de Milei-Caputo, como de las relaciones de fuerzas al interior de cada espacio y de cada segmento del tablero político. El centro-derecha pretende saldar la competencia entre el PRO y LLA. El centro-izquierda, en su ala progresista, entre Cristina y Axel Kicillof, y aún entre la ex presidenta y el peronismo en las distintas provincias. Es demasiado lo que está en juego: la gobernanza de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires, la continuidad o colapso de una política económica que, como siempre, muestra claras señales de agotamiento en el frente externo, producto de la constante sangría de dólares para mantener una cotización artificial y asi garantizar una suba acotada, pero ficticia, de la inflación; y en el frente interno, donde los trabajadores, la industria y el agro son víctimas de un modelo que, una vez más, ha colapsado en la Argentina, pese a las declaraciones triunfalistas de funcionarios nacionales y del coro de comunicadores que le han garantizado un resistente blindaje mediático.
Por el lado de la derecha, la decisión de Jorge Macri de disociar el calendario electoral respondió a la necesidad de tratar de dirigir el debate electoral hacia temas citadinos, liquidando cualquier posibilidad de establecer una alianza electoral a nivel local con LLA. El PRO necesita retener el control de la CABA su primera minoría en la Legislatura porteña a toda costa, como una condición de supervivencia para el partido amarillo. En caso de una derrota en las elecciones locales, la gobernanza se complicará y buena parte de lo que queda de la estructura partidaria completará el éxodo hacia el partido libertario. Es una apuesta arriesgada, pero no quedaba otra alternativa, ya que en caso de sellar una coalición electoral hubiese debido ceder buena parte de los lugares más expectantes de sus listas a LLA, por lo que la sangría se hubiese producido de todos modos, sin dar combate.
Por el lado de LLA, más allá de las acusaciones y posteos destructivos sobre esta disociación, no dejan de celebrar la decisión de Jorge Macri. Santiago Caputo, el Mago del Kremlin, tiene en claro que estas serán las elecciones en las que el PRO se presente con mayor debilidad y nivle de fractura interno, a punto tal que su victoria está puesta razonablemente en riesgo. ¿Qué mejor, entonces, que trabajar por una derrota del oficialismo en las elecciones municipales, incluso en manos de UxP -o cualesquiera sea la denominación que adopte-, para luego pasar con la ambulancia para recoger a los heridos y atraerlos hacia LLA?
En la mente del joven arquitecto de la estrategia política oficial es necesaria una operación fundamental para que el éxito sea contundente y prácticamente borre al PRO de la faz de la tierra: la eliminiación de las PASO para las elecciones nacionales, de modo tal que la disputa electoral se centre en el antagonismo entre LLA y UxP. Santiago Caputo sabe que su partido no tiene candidatos de fuste en la CABA, apenas un Rodrigo Marra repudiado por Karina Milei; un Manuel Adorni que no les genera demasiadas garantías; y una Patricia Bullrich en la que no terminan de confiar. Por esta razón han comenzado a medir al indestructible Daniel Scioli como posible candidato a encabezar las listas para la elección nacional.
Más allá de quien termine siendo designado, en la mente de Santiago Caputo hay un objetivo claro: es necesario presentar a los comicios nacionales como un plebiscito entre dos marcas: LLA y el denostado cristinismo con sus aliados obedientes del panperonismo porteño. Aunque no figuren en las boletas, los competidores en la elección porteña serían Javier Milei y Cristina Fernández. Sin PASO de por medio, y en la eventualidad de un PRO derrotado en las municipales, está convencido con razón de que el arraigado sentimiento anti-peronista porteño elegirá la lista del presidente como la más apropiada para expresar el denominado “voto útil”.
Si bien faltan muchos capítulos para conocer el desenlace de esta novela, es posible sostener que el PRO parece llevar todas las de perder. En caso de una derrota en las elecciones locales de la CABA, terminaría siendo absorbido por LLA. Si, en el trajín de los próximos meses el plan económico de Milei llegara a derrapar, muchos votos –inducidos por el espanto- terminarían abrevando en la bolsa de Leandro Santoro, un candidato potable para radicales y progresistas y con claro ADN porteño.
Así están las cosas a la fecha. Pero siempre hay que tener en cuenta que la política es volátil, y realizar pronósticos con tanta anticipación puede considerarse un dislate. Apenas un ejercicio de reflexión racional aplicado a una política que, desde hace tiempo, ha perdido todo sesgo de racionalidad.