• 01/01/2025 15:43

Caer en desgracia

Oct 20, 2024

Cristina y la Cámpora no dan pie con bola. No han cambiado, ya que recurren a los mismos métodos de siempre: presión, agresión, ninguneo. No entienden que la sociedad cambió, y que su antiguo poder interno está desgastado. Hasta no hace mucho, nadie se animaba a responder una indicación o una decisión de “La Jefa”, salvo que ya hubiese tomado la decisión de tomar distancia del colectivo que ella encabezaba. Pero el último “operativo clamor”, lanzado por “Wado” de Pedro, demostró que el control remoto se quedó sin pilas: salvo un puñado de intendentes cercanos, ni los gobernadores, ni los sindicalistas, ni la mayoría de los legisladores y referentes peronistas se disciplinó. Solo un silencio sepulcral fue la respuesta.
Cristina y la Cámpora afrontan el dolor de ya no ser. La ex presidenta está a la espera de la sanción de la Cámara que el 13 de noviembre confirmará su sentencia de prisión por la causa Vialidad. Después sólo le quedará el recurso a la Corte Suprema para no ir presa y, en caso de que se apruebe el proyecto de “Ficha Limpia”, quedará inhabilitada para postularse a cualquier cargo público. Quiso disciplinar al peronismo para presentar la causa como una persecución al partido, y por eso se postuló tardía y torpemente a la presidencia. Hoy parece haber quedado en una orfandad que asombra.
El otro que perdió la paciencia es Máximo, quien dedica su abundante tiempo libre a despotricar contra Axel Kicillof y tratar de desafiarlo y descalificarlo en público. En esa empresa ni siquiera la mayoría de la Cámpora lo acompañó. El “hijo de dos presidentes” está desesperado: su imagen pública es tan deplorable como la de la organización que preside por derecho dinástico. Quiere avanzar en la carrera política que le allanó su madre a fuerza de látigo y dedazos, y se desespera al ver que la influencia materna es cada vez menor dentro del panperonismo.
Obligado a responder a los ultimátums de la Cámpora para que se disciplinara y apoyara la candidatura de Cristina a la presidencia del PJ, Axel tuvo su día de gloria este 17 de Octubre. Se desentendíó de la interna partidaria, asoció a Cristina con un pasado elogiable, la respaldo en su tránsito judicial, pero dejó en claro que su lugar no está en el futuro sino en el museo. El gobernador bonaerense reclamó unidad en la interna y embistió contra el gobierno de Javier Milei, subiéndose al ring de la gran política nacional. Una multitud de 50.000 asistentes entusiastas y la composición de quienes lo respaldaron sobre el escenario fueron una clara señal del paso del tiempo: antes hubieran estado acompañando a Cristina.
Ricardo Quintela, por su parte, sigue firme en su campaña por la presidencia del PJ. Argumenta que Cristina en su momento lo instó a empuñar el bastón de mariscal, y al fin del camino pretendió invalidar sus esfuerzos tratando de imponer su propia candidatura mediante una publicación de X. El mismo método de siempre ahora aplicado con Axel y con Quintela: hacerlos esforzarse en vano para después frustrarlos demostrando quien es la patrona. Pero esta vez le crecieron los enanos del jardín.
Mientras que Kicillof encabezaba un acto multitudinario, Cristina debió presentarse a un evento minúsculo en la UNDAV, organizado por la Cámpora. No asistió prácticamente nadie. Otra jugada equivocada. Tampoco hubo asistencia importante en el evento convocado por Mariano Recalde en el PJ porteño, con la imagen de Cristina. Si alguien perdió en este Día de la Lealtad fue el cristinimso. Justicia Divina.
Para colmo de males, el “prócer” Gildo Insfran terminó la jornada disciplinando a Máximo, al exigirle que modere la interna contra Kicillof y trabaje por la unidad, esa misma que reclamó el gobernador bonaerense: «Únanse y dejen de lado las vanidades», sentenció.
«Queremos que se resuelva todo dentro del PJ y, si hay que competir, que sea sin darle pasto a la oposición pero también que Máximo deje de operar contra Axel», reafirmaron en el entorno de formoseño. El gobernador más reconocido el peronismo fue el primero en desafiar a Cristina y al cristinismo. Soplan vientos de cambios, mientras que el gobierno celebra la implosión de UxP.