Este miércoles el dólar blue cerró levemente por debajo del oficial, lo cual fue celebrado por las autoridades económicas como una demostración de confianza del mercado hacia su política económica. Claro está que eso se logró a través de una intervención permanente sobre el mercado financiero mediante la emisión de bonos y diversos tipos de obligaciones, algo que le valió el reto del FMI por contradecir las cláusulas del acuerdo firmado. Pero para el gobierno ese documento ya es tinta mojada: sólo le importa hacer bajar la inflación rápidamente para contener la caída en las mediciones de Javier Milei y su gobierno, y diluir la que volvió a ser la principal preocupación de los argentinos: la inflación y su impacto sobre salarios e ingresos cada vez más retrasados y con menor capacidad de compra.
Pese a que el dólar blue cayó en su cotización, los mercados dudan sobre las probabilidades de éxito de la política de bandas cambiarias acordadas entre el gobierno y el FMI. Los empresarios han fijado su estrategia: seguir con el carry trade hasta un mes antes de las elecciones de octubre, para luego lanzarse de cabeza a la dolarización precautoria propia de cada acto electoral en la Argentina. En su mayoría creen que los fondos inyectados por el FMI y los que llegarán de otros organismos internacionales y de algún “repo” de bancos privados alcanzará para mantener la cotización de la divisa norteamericana a la baja hasta entonces. Luego vendría la inevitable explosión de la cotización del dólar, retrasado desde hace mucho y con una significativa disminución de las reservas en los próximos meses para mantenerlo tranquilo.
Para evitar el recalentamiento del dólar resulta esencial que el gobierno consiga mantener la certeza de la continuidad de un alto respaldo popular, algo en lo que se vió afectado en las últimas semanas, en las que la imagen de Milei cayó significativamente. No sólo se trata de revertir las encuestas, sino de conseguir resultados electorales convincentes en el mientras tanto, y las recientes elecciones de Santa Fé no ayudan demasiado. De ahí las críticas a Karina Milei y a su entorno por querer presentarse en todos los distritos, y no sólo en aquellos en los que hubiera posibilidades reales de éxito, como pretendía Santiago Caputo. Esto motivó que las acciones del Mago del Kremlin crecieran, y la del “Jefe” fueran puestas en cuestión, aunque no en voz alta para no alterar al presidente.
Milei necesita demostrar que “el ajuste más grande de la historia mundial” tiene el respaldo de una porción mayoritaria de la sociedad argentina para que los mercados sigan apoyando su política de timba financiera y destrucción del aparato productivo y del empleo, con la consiguiente pauperización general de la Argentina. En tal sentido, las elecciones legislativas porteñas cobran una importancia inusual, ya que no se trata de discutir “qué hacer con la caquita del perro” o el “olor a pis”: el gobierno nacional debe imponerse sí o sí, o al menos triunfar dentro de amplio arco de opciones de derecha y centro-derecha. De ahí la necesidad de arriesgar a una figura clave de la gestión, Manuel Adorni, con la consigna “Adorni es Milei”. De este modo, el propio presidente juega su cabeza en una elección municipal. El riesgo es grande; no tomarlo tal vez hubiera sido aún más peligroso
Este miércoles Javier y Karina Milei acompañaron en el lanzamiento de su raid preelectoral a Manuel Adorni en un evento de campaña que tuvo lugar en el barrio porteño de Villa Lugano. “Si quieren ver una Argentina grande, voten a Manuel Adorni”, era la consigna. El trío llegó poco después de las 18:30 al local partidario ubicado sobre la calle Delfín Gallo al 5742, donde se había instalado una tarima sobre la vereda. Con apenas 300 militantes como asistencia, el dispositivo de seguridad fue imponente, ya que no faltaron ni los efectivos uniformados ni los de civil, ni tampoco los francotiradores apostados en los edificios vecinos.
En la previa, Adorni preguntó muy inquietado por qué razón se había armado un acto en el conurbano cuando él era candidato por la CABA, por lo que hubo que instruirlo explicándose que Villa Lugano era una localidad porteña. Sin palabras.
Tampoco faltaron las internas pese a lo exiguo de la asistencia. El “Niño Brócoli”, opositor de la juventud Karinista, contribuyó con un grupo compacto de …. ¡20 seguidores!, y aún así se destacaba en el famélico conjunto.
Milei permaneció por apenas 10 minutos, donde hizo uso de la palabra con frases tales como: «Si quieren ver a una Argentina grande de nuevo, voten a Manuel Adorni» o «Adorni es la voz de Milei en la Ciudad para que la Argentina siga avanzando». A continuación hizo un breve racconto de sus pretendidos éxitos en política económica, y descalificó a la CGT por el corte de calzadas en el centro porteño durante la celebración del 1 de Mayo que sucedía casi en simultáneo. Claro está que lo le preocupó el corte de calzada en Villa Lugano que permitió la realización del evento libertario.
Las cartas han comenzado a jugarse y, por ahora, el presidente está dispuesto a hacer campaña codo a codo con Adorni debido a la significación de la elección y al poco nivel de conocimiento que registra su candidato entre los porteños no politizados. Pero las encuestas no son benéficas para el vocero presidencial, por lo que la continuidad del acompañamiento estará sujeta a revisión en el breve tramo que media hasta la realización de los comicios.
Con cinco comicios provinciales a partir de mediados de mayo, el gobierno de Javier Milei juega en parte su destino para la segunda mitad de su mandato. Por ahora, todo es una nebulosa. Los argentinos están demasiado preocupados por su supervivencia para dedicarle demasiado tiempo una campaña electoral que opone a referentes políticos en los que no cree, no conoce o no espera nada. Nada más que una postal de una época de desencanto.
Francotiradores, presencia presidencial y un candidato a legislador que no conoce la geografía de la CABA
