El viernes de la semana anterior, el gobierno de Javier Milei atravesaba una crisis terminal. Prácticamente en default, habiendo vendido más de U$D 1100 millones, con varios candidatos probándose el traje de presidente de recambio bendecidos por los mismos empresarios que habían convertido al libertario en primer magistrado, todo parecía acabado. Pero ahí apareció el amigo americano, y el gobierno pareció resucitar. Al menos, ganó tiempo.
Bastó con que el Secretario del Tesoro, Scott Bessens, confirmara la disposición del gobierno de los EEUU para realizar un salvataje de Javier Milei para que los mercados se tranquilizaran. Después hubo puesta en escena en la ONU, la siempre postergada foto del presidente argentino con Donald Trump, el respaldo a la “reelección” de Milei y alguna precisiones sobre un swapp, un préstamo de hasta U$D 20.000 millones y la eventual compra de bonos y títulos argentinos, aunque todo esto atado a una victoria electoral en las intermedias del mes próximo. En síntesis, el “salvataje” no sería para la Argentina, sino para el aliado Milei. Pero si no demuestra habilidad para generar gobernabilidad, todo se vendrá a pique.
En síntesis, las cotizaciones del dólar y del riesgo país bajaron considerablemente sin necesidad de que el gobierno de los EEUU pusiera un solo dólar. Quienes sí los pusieron fueron la 5 principales cerealeras, que aprovecharon para liquidar en 72 hs. los U$D 7000 que el gobierno puso como objetivo para bajar la retenciones agrarias a cero. Los pobres chacareros se ilusionaron con que el beneficio también les llegaría a ellos, pero los estafaron. Sólo los leones se llevaron su parte.
Del lado de los EEUU tampoco la decisión favoreció a Trump, ya que la decisión de otorgar fondos a la argentina, procedentes de impuestos de los norteamericanos, empezó a generar un oscuro mar de fondo, que se potenció cuando la liquidación de las cerealeras argentinas y la decisión china de comprar a nuestro país 20 barcos de soja hizo caer los precios internacionales, lo que perjudicó sensiblemente a los productores republicanos de ese producto. Y si bien la crítica al acuerdo surgió de los demócratas, el repudio por la baja sojera afectó a los votantes más duros del presidente yanqui. Era de esperar una decisión así de China, ya que COFCO –la cerealera de ese país- fue una de las principales beneficiarias de la provisoria baja a cero de las retenciones.
Para el gobierno argentino la “ayuda americana” significó la confirmación de su puesta de rodillas ante el gran país del norte. Milei depende de Trump para sobrevivir, y todos los argentinos deberemos aceptar las consecuencias materiales y simbólicas que implica ese reconocimiento como colonia informal. Además, la movida de la retención cero por 72 hs. generó el enojo de los productores pequeños y medianos, en su gran mayoría votantes del propio Milei. ¿Tendrá impacto electoral?
Para el norteamericano, el surgimiento de cuestionamientos y descalificaciones de todo el arco político, que considera que, además del perjuicio a sus contribuyentes, resulta absurdo apoyar a un presidente que es considerado como un “cadáver político”, rodeado de denuncias muy serias de corrupción, tanto contra él como de su entorno.
La principal condición impuesta por Trump y Bessens consiste en obtener una victoria electoral, para desde esa posición generar nuevas alianzas para garantizar la gobernanza. Pero los gobernadores y fuerzas de centro derecha supeditan dicho entendimiento a distintas condiciones, como cargos en la gestión, habilitación de la obra pública, ATNs, etc,, y, lo que es peor para el presidente, al alejamiento de Karina Milei de la gestión.
De este modo, al presidente argentino se le abre la alternativa Donald o Karina. La primera podría contribuir a propiciar un tránsito más suave hasta el fin de su mandato; la segunda, a profundizar todos los males que lo llevaron al borde del colapso. Aunque, a todas luces, resulta claro que nadie imagina a Milei desprovisto de su Jefe, lo que indirectamente permitiría a Trump salir del brete en el que se metió y, a la Argentina, a salvaguardar su dignidad como Nación.
El interrogante de hierro queda así planteado, pero algunas señales han comenzado a avizorarse. Reapareció una brecha de $ 80 entre el dólar oficial y el blue, también es significativa entre el CCL y el MEP respecto del dólar oficial, y las acciones y títulos argentinos volvieron a caer en los paneles internacionales. A partir del lunes, los pesos emitidos como contrapartida de la liquidación de los U$D 7000 de las cerealeras inundarán el mercado e impactarán sobre los dólares alternativos, pero por ahora nadie se anima a pronosticar cuáles serán sus consecuencias.
¿Donald o Karina?
