• 10/01/2025 00:18

¿La necesidad tiene cara de hereje? ¿Milei rendirá pleitesía a Mao en su próximo viaje?

Jun 18, 2024

 

Después de afrontar su peor momento, el gobierno de Javier Milei consiguió varias victorias en los últimos días que le permiten afrontar el futuro con otro ánimo. La aprobación de la Ley Bases en el Senado, más allá de los recortes, le demostró que es posible comprar mayorías legislativas “llave en mano”, sin necesidad de esperar a las elecciones del año próximo. Al fin y al cabo, la “casta” siempre estará dispuesta a ser seducida, si se paga el precio correcto.

Sumado a esto, el dato de inflación, la renovación del swap y el desembolso del FMI permitieron calmar a los mercados. Los desafíos, sin embargo, no cambiaron: la baja de precios se frenó y preocupa la deuda en dólares.

Por estas razones, en el entorno del presidente dejan trascender que, a su retorno, habrá cambio de gabinete, tal como lo anticipó semanas atrás. Por convencimiento propio o por imposición de la realidad, queda en claro que la fórmula de desentenderse de la política, dejándola a cargo de Guillermo Francos, Santiago Caputo y su hermana Karina, no sólo es acertada sino que, además, lo desliga de un día a día que desprecia y le incomoda profundamente. Posiblemente haya llegado el momento de integrar oficialmente a la gestión a Federico Sturzzenegger, y de cesar a varios ministros y secretarios de Estado, con Diana Mondino a la cabeza. El futuro de Sandra Pettovello sigue estando en duda: no quiere deshacerse de ella ni que su salida sea interpretada como un signo de debilidad.

Pero, para que las cosas se encaminen, resulta indispensable conseguir dólares frescos. En las semanas precedentes hubo corrida bancaria y el atraso de la cotización de la divisa norteamericana resulta indisimulable: el gobierno no consigue incrementar sus reservas, la actividad económica decrece y el campo no liquida. La aprobación de la Ley Bases por el Senado instaló una especie de “calma chicha”, pero si no se actúa con rapidez y se muestran resultados positivos de gestión todo podría volver a desmadrarse. Sobre todo el dato de inflación de junio, que razonablemente será mayor que el de mayo, rompiendo el curso descendente de los últimos meses.

Así las cosas, el impensado espaldarazo chino fue una bendición para un gobierno que no sabía cómo podría afrontar el pago del SWAP por U$D 4900 millones en los próximos dos meses. No fueron las “fuerzas del cielo” las que vinieron en su auxilio, sino la racionalidad de una potencia que, en su estrategia geopolítica, no asigna ningún lugar privilegiado a la ideología. China tiene muchas inversiones realizadas en nuestro país, y de ninguna manera va a permitir que se le caigan, ni tampoco dejará tan fácilmente a la Argentina en manos de la tríada que componen los EEUU, Gran Bretaña e Israel, más allá de los esfuerzos insólitos de Milei y de su canciller, Diana Mondino, para forzar la ruptura.

Y es que el presidente argentino se ha cansado de denostar al comunismo y a China en cada ocasión en la que le resultó posible. Pero está urgido de conseguir dólares que sus pretendidos aliados no le proveen. Más aún, en caso de caer en default con el gigante asiático, el FMI no podría concederle crédito alguno, ya que se trata de un Estado soberano que forma parte de la entidad.

No están claras las condiciones que China impondrá a la Argentina para refinanciar la deuda, pero no serán suaves, y, sobre todo, exigirán un reseteo de las políticas efectivas del gobierno argentino respecto de su política de inversiones en nuestro país. A China no le importan demasiado los divagues discursivos de Milei, sino las acciones concretas. Le guste o no al inestable presidente argentino, su futuro depende, en buena medida, de la voluntad de la potencia oriental.

En este contexto, Milei deberá guardar el violin en la bolsa y viajar a China. ¿Se animará a reiterar sus agresiones y descalificaciones en tierra asiática? ¿Cómo intentará maquillar el gobierno argentino el gesto de disciplinamiento que se le impone?

Si bien no lo impone el protocolo diplomático, es considerado como un gesto de buena voluntad que los presidentes que la  visitan rindan homenaje a la tumba de Mao  Zedong y a los héroes de la revolución china. Así lo han hecho jefes de Estado ubicados en las antípodas del régimen chino, desde Richard Nixon hasta los colombianos Iván Duque o Gustavo Petro. El último presidente argentino, Alberto Fernández, obró de manera similar. ¿Cómo obrará Javier Milei? ¿Se mantendrá fiel a sus convicciones o rendirá pleitesía a uno de los principales referentes de lo que calificó como ese “comunismo criminal” que detesta?

La necesidad tiene cara de hereje, y si a Milei lo inspira el mismo pragmatismo que le llevó a negociar con la “casta”, ahora debería darse una vueltita por la tumba de Mao y realizar alguna consideración elogiosa. Sólo que aquí deberá poner el cuerpo él, y no sus intermediarios.

En caso de que a Milei, por un momento, le asista la cordura, el problema en realidad sería su justificación ante sus seguidores más radicalizados. Pero, en verdad, este no ha sido un gran desafío hasta el presente, ya que llegaron a creerle que la casta son los jubilados, los discapacitados, los docentes y los trabajadores en general, o que la catástrofe actual es consecuencia de los gobiernos anteriores. ¿Argumentarán ahora que “la China tiene miedo”¨? Todo es posible en el realismo mágico que se ha instalado en la sociedad argentina, para nuestra desgracia.