Aunque todavía falten varios meses para los comicios de medio término de 2025, el dilema de cómo se votará en la Provincia de Buenos Aires adquiere centralidad excluyente. Para las elecciones nacionales ya está definido que se aplicará la boleta única de papel: el interrogante consiste en cómo se articularán esos comicios con los provinciales y municipales, que seguirán realizándose con el sistema tradicional de lista sábana. Simultaneidad o disociación es el principal interrogante, pero no es el único. También se debate si habrá o no PASO provinciales.
En coincidencia con el envío por parte del gobierno nacional de su reforma electoral –que, entre otras cosas, plantea la supresión de las PASO y un mayor financiamiento privado de la actividad partidaria-, el diputado provincial massista Rubén Eslaiman, vicepresidente del bloque de Unión por la Patria en la Legislatura bonaerense envió un proyecto que, en sólo dos artículos, plantea la suspensión de las PASO “por única vez”. La iniciativa no cuenta con unanimidad de criterios dentro de la coalición, y es resistida por la mayoría de lo que fue la coalición JxC.
En la gobernación creen que Milei conseguirá imponer su reforma nacional “en tiempo record”. La discusión, entonces, radica no sólo en que actitud asumir respecto de la supresión de las PASO, sino cómo organizar las elecciones provinciales, y ocupa una porción significativa de la agenda de las reuniones que cada lunes mantienen, Kicillof, la vicegobernadora, Verónica Magario, y los ministros Carlos “Carli” Bianco (Gobierno), Pablo López (Economía), Agustina Vila (secretaría general), Cristina Álvarez Rodríguez (jefa de asesores), Gabriel Katopodis (Infraestructura) y Andrés Larroque (Desarrollo de la Comunidad). Allí dan por sentado que sería imposible conseguir aprobar una ley provincial para suspender las PASO, razón por la cual el debate se circunscribe al cronograma electoral para los comicios bonaerenses.
Kicillof está en contra de la implementación de la Boleta Única de Papel (BUP), y tampoco quiere la experiencia porteña de simultaneidad que aplicó Horacio Rodríguez Larreta, quien en su experimento de practicar “elecciones concurrentes” experimentó una caída del 20% en la participación en la segunda votación. Así las cosas, la tesis de la gobernación consiste en desdoblar las elecciones provinciales, con el formato tradicional y con alrededor de un mes de anticipación respecto de las nacionales del 26 de octubre. Esto permitiría “convertir la elección en un gran plebiscito de la gestión provincial y, con un triunfo, apalancar luego la elección nacional”. Axel mide muy bien, y sus políticas confrontativas con las de Milei –continuidad de la obra pública, presencia estatal y cuenta DNI, entre otras-, permiten aspirar a un buen resultado electoral.
Claro está que este plan necesita de un amplio consenso interno, que incluiría la creación de una mesa integrada por el gobernador, Cristina y Sergio Massa. El problema aquí es, una vez más, Máximo, que quiere entrar a la fuerza y por la ventana. Sin embargo, y tras el cortocircuito entre la ex presidenta y el gobernador, parece haberse concretado un cierto acercamiento. Ha trascendido que ya se reunieron y que continuarán haciéndolo, dejando los fuegos artificiales para las segundas líneas, con Jorge Ferraresi y Mayra Mendoza a la cabeza.
algunos En el entorno del gobernador creen que la intención de desacoplar los comicios tiene que ser debatida seriamente en las filas del PJ. Entienden que, con ese fin, se vuelve necesario promover una instancia de diálogo al mayor nivel. En los últimos días se empezó a hablar de la conveniencia de crear una mesa política en la que se encuentren con cierta regularidad Cristina, Kicillof y Massa. Algunas voces sugieren que también debería participar Máximo Kirchner en su carácter de titular del partido a nivel provincial; otros dicen que la relación con Kicillof quedó afectada y que eso lo vuelve improbable. Entre todas estas lecturas, esta semana circuló un rumor en la dirigencia del peronismo: que el último miércoles, por la mañana, CFK y Kicillof volvieron a encontrarse en persona.
Por ahora todos miden sus fuerzas y actúan en consecuencia, a sabiendas que habrá un acercamiento final, consensuado o impuesto por la necesidad. Pero el camino es accidentado y ríspido. Por allí deberán transitar los próximos meses.