Los números de la economía de la gestión Milei han detonado la tormenta perfecta. Un gobierno que se desgarra y pierde a paso acelerado el consenso social que alguna vez supo tener, desmiente a cada paso sus afirmaciones triunfalistas con medidas que confirman la catástrofe.
En el primer semestre el PBI experimentó una drástica caída del 3,4%, pero si se le desagrega el agro y la exportación de litio y de energía –que generan poco y nada de empleo y de recaudación en estos últimos dos rubros-, el rojo asciende a un 8,1%. Aunque parezca imposible detonar la economía argentina de este modo y en apenas un semestre, Milei, Caputo y los empresarios beneficiarios del actual modelo de saqueo lo han conseguido.
Este lunes se conoció el cambió por DNU de la Ley de Administración de Entidades Financiaras, para poder adecuarla al mega vencimiento de fin de mes o al pago de la deuda en dólares del año próximo, para los cuales afirmó que contaba con los recursos necesarios, pero una vez más, mintió. La modificación de la norma, promulgada en 1977 –en plena Dictadura Cívico-Militar y aún vigente- abre la puerta a una reestructuración de deuda esquivando al Congreso. Cada vez más, el gobierno profundiza su matriz autoritaria,
La normativa modificada por el gobierno reemplaza el Artículo 65 de la Ley, que había sufrido algunos cambios durante la gestión de Alberto Fernández, que había impuesto el cumplimiento de dos condiciones de las tres siguientes para renegociar la deuda pública: mejora de montos, plazos y tasa de interés. El decreto de Milei, por su parte, permite que el cambio de moneda de toda deuda pública y establece que los precios de estos instrumentos se determinarán según los valores de mercado.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) sostiene que «Se trata de una habilitación sin controles: un cheque en blanco”, y que el decreto desconoce las facultades del Congreso sobre el tema de la deuda. Ante la falta de financiamiento externo, el gobierno pretende abrir un paraguas preparando el terreno para una reestructuración. «No es para tomar más deuda porque nadie le presta un dólar, mas bien es para reperfilar la que no puede pagar», se sostiene desde apuntan desde el mercado.
La Argentina debe afrontar el pago de USD 15.000 millones en 2024 y, pese a que el gobierno ha dado seguridades de contar con los recursos para hacerlo, el estado de cuentas y la falta de crédito externo parecían desmentir esa afirmación. El problema es que tampoco contaría con recursos para saldar el equivalente a USD 7700 millones en el mercado local, por lo que se apelaría a dolarizar ese vencimiento, convalidando tasas más altas y extendiendo plazos para evitar un crecimiento de la masa monetaria en pesos.
El decreto incluye otro punto cuestionable, que dispone que el Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Integrado Previsional Argentino (FGS) administrado por la ANSES podrá ampliar hasta el 70% de su cartera en títulos públicos, en lugar del 50%, por lo que el resguardo de los aportes de los jubilados pasaría de estar garantizados por títulos y acciones de alto valor en el mercado `pasarían a estar compuesto por papeles de escaso valor emitidos por el propio gobiernos nacional.
Este nuevo saqueo de las acreencias de los jubilaldos –las víctimas preferidas del gobierno nacional- y el nuevo ataque a la institucionalidad argentina al pasar por alto la intervención del Congreso en caso de endeudamientos, motivó un intenso cruce entre Cristina Fernández y Luis Caputo en la aplicación X.
«¿Qué quiere hacer Caputo con los próximos vencimientos de deuda? ¿Volver a incendiar el país en la hoguera de la deuda como hizo con Macri y el FMI?», posteó la ex presidenta, recordándole además: «Mirá lo que decía de vos tu jefe actual bobo!», dijo Cristina, acompañando un video del propio Javier Milei donde cuesitona la política de Caputo durante la gestión Macri.
El ministro respondió con violencia tratando de invisibilizar su responsabilidad en el endeudamiento argentino: «Toda la deuda de los últimos 20 años la generaste vos, guiada por el primate que tuviste de ministro de economía», sostuvo, y agregó que: «Primero heredaste 2 puntos de superávit fiscal y los convertiste en 7 de déficit. Luego Macri te dejó casi equilibrio primario y lo volviste a llevar a 5 puntos de déficit».
Y, no contento con esto, Caputo concluyó afirmando que: «Tenía razón tu marido cuando decía que no sabías nada de economía. Quedate chillando tranquila que es lo máximo que podés hacer, porque no vas a volver a gobernar nunca más».
No es la educación en el trato ni el respeto a la verdad lo que caracteriza a este gobierno, que reacciona como una patota sin contención cada vez que pretende sostener tesis o proyectos que no encuentran justificación alguna en la racionalidad o en datos concretos. Muy por el contrario, apuesta a falsearlos o, directamente, a aportar números que no se corresponden con la realidad. A medida que la gestión se hunde cada vez más en el fracaso económico, la virulencia y la provocación se profundizan, del mismo modo que su matriz autoritaria, que le conducen a llevarse puesta la Constitución y la institucionalidad, contando hasta ahora con la complicidad de una justicia que ha preferido mirar para otro lado, y de un grupo de legisladores colaboracionistas dispuestos a sumarse a ese ataque a cambio de diversas prebendas y contraprestaciones que muchas veces no terminan siendo cumplidas.