Cada día que pasa el gobierno nacional surte los titulares de nuevas, y generalmente malas, noticias. Curiosamente no se trata de situaciones generadas por la oposición, sino de una tendencia incontenible para desempeñarse con mala praxis, disparándose tiros en los pies para inmediatamente tener que salir a aplicar primeros auxilios de mala calidad y alto costo. Desde el affaire $Libra hasta la absurda confrontación con los gobernadores o desde el absurdo anuncio de que el dólar bajaría a menos de $ 1000 y que recién allí se comprarían divisas hasta el desafío de “comprá, no te la pierdas, campeón” de Luis Caputo hasta la desastrosa operación mediática con Alejandro Fantino, el gobierno siembra tempestades que sólo prometen cosechar el viento. Lentamente la causa $Libra avanza aquí y en los EEUU, el veto para corregir el papelón del Senado se dilata, la sociedad le hizo caso al ministro y compró dólares a mansalva, el Banco Central compró U$D 500 millones más cerca del techo de la banda que del piso y la divisa norteamericana escaló más del 12% en unos pocos días.
Para peor, la licitación no programada de títulos a la que recurrió el gobierno para tratar de secar la plaza de pesos para frenar la corrida hacia el dólar le obligó a pagar 47% de tasa de interés, cuando la semana anterior podría haber negociado por el 15%. Ante los reveses constantes de la administración Milei el riesgo país no baja de los 720 puntos básicos, mientras que la decisión de devaluar después de las elecciones de octubre no recibe siquiera desmentidas oficiales. Aún con esa tasa exorbitante, el dólar volvió a escalar este jueves a $ 1290 y el mayorista cerró a $ 1274.
Los mercados no ignoran las señales que emite el oficialismo y la desesperación se denota en actos y gestos. Javier Milei insistió en definir como “traidora” a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, en su reunión con las autoridades de las asociaciones rurales, y el Jefe de Gabinete admitió una “crisis política” producto de la pésima relación entre ambos. Por si fuera poco, y como respuesta a la difusión del video sobre el ingreso irregular de las misteriosas valijas del empresario Leonado Scatturice, dueño de Flybondi y muy próximo a Santiago Caputo, el entorno del devaluado “Mago del Kremlin” hizo circular la noticia de que la familia Menem obtuvo un contrato por 4 mil millones de pesos para su empresa Tech Security, de cuya asignación resulta imposible separar a la Jefa, Karina Milei.
Mientras que el resto de las fuerzas políticas se mantiene en silencio observando el desguace del gobierno nacional, la guerra de guerrilas interna del oficialismo se multiplica. El escenario electoral de “La Libertad Arrasa” sólo se convalida en las encuestas pagadas por el propio gobierno a precios exorbitantes, mientras que los acuerdos políticos para la composición de un Frente oficialista se deshacen o van perdiendo intensidad. Cada día son más los intendentes bonaerenses del PRO que se bajan del acuerdo sellado por Diego Santilli y Christian Ritondo con Karina Milei y Sebastián Pareja; el acuerdo con el gobernador Gustavo Valdés de Corrientes derrapó y el caso de Mendoza promete un final similar.
A excepción de la CABA y Salta Capital, y de la exitosa alianza chaqueña, los resultados electorales obtenidos por LLA hasta ahora son paupérrimos, lo que pone en alerta a los principales empresarios y cámaras empresariales. No sólo por la efímera cosecha, sino porque se han cansado de las agresiones constantes y la violencia e irascibilidad que caracteriza al presidente y a su entorno y que pone en riesgo la gobernabilidad. «No se puede seguir dos años más así, Milei tiene que cambiar» es la respuesta común que puede escuchársele a Paolo Rocca (Techint) o a Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. También se cuestiona su política de dólar bajo y apertura de exportaciones que tanto daña a la industria local, y no sólo a las PyMES.
El ex juez de la Corte Suprema, Juan Carlos Maqueda, describió sin pelos en la lengua el malestar existente en la política y en la Justicia respecto de los modales presidenciales: «En el ámbito del presidente Milei hay un destrato muy grande por el sistema democrático. La falta de diálogo político lleva a la falta de acuerdos político. Yo le diría vuelva al diálogo político, se va a encontrar con gente que no se hubiera imaginado, que quiere lo mejor para el país y que están dispuestos a llegar a acuerdos».
Pero Milei desprecia el diálogo y los códigos de la democracia, y su entorno lo imita. Con el apoyo silencioso de Miguel Pichetto y de Emilio Monzó, entre otros referentes de la “casta”, la vicepresidenta Victoria Villarruel no deja de tejer su red para acceder a la primera magistratura. Ahora viajará a Catamarca a participar de la Fiesta del Poncho y sellar un acuerdo con el gobernador Jalil, pero antes de hacerlo no se privó de condenar en su cuenta de X el bombardeo israelí a una iglesia católica en Gaza por parte del Estado israelí, ubicándose en las antípodas del gobierno nacional una vez más.
El Jefe de Gabinete, Guillermo Francos –a quien parece quedarle corta vida en su cargo- intenta convencer a Santiago Caputo, Karina Milei y a los Menem de que es hora de bajar el tono de una confrontación que sólo podría llevar a la catástrofe institucional. No lo escuchan.- Al fin y al cabo, Milei sigue creyendo más en la repercusión en las redes sociales que en las instituciones democráticas. El problema es que su repercusión en las redes viene cayendo de manera dramática, a tono con las pésimas señales que emite su propio gobierno.
Mala praxis
