Este miércoles Javier Milei cerró la campaña bonaerense en Moreno, con un acto deshilachado en el que trastabilló constantemente al emitir su discursos, en medio de estrictas medidas de seguridad que igualaron la cantidad de asistentes con la de uniformados –alrededor de 1000 en cada caso-, en el que la amenaza de violencia fue la protagonista excluyente.
El gobierno no acierta en sus decisiones y cada paso que da parece enterrarse en el lodazal que él mismo diseñó. Innecesariamente convirtió a las elecciones provinciales de Buenos Aires en un plebiscito sobre la gestión nacional, paradójicamente en la provincia en la que siempre le fue peor y en la instancia electoral menos apropiada, aquella en la que los intendentes del pan peronismo están dispuestos a poner toda la carne al asador para retroalimentar sus propias gestiones.
Con una política económica en terapia intensiva sobre la que todos los actores –incluído el propio oficialismo- reconocen que deberá modificarse tras las elecciones generales de octubre; con un ministro de Economía llamativamente corrido de la escena y reemplazado por el Secretario de Finanzas, Pablo Quirno, a quien se menciona como uno de sus posibles sucesores una vez transitado el desafío de los comicios, y gravísimas denuncias sobre posibles actos de corrupción que se multiplican con el paso de los días, la decisión de organizar el cierre de campaña en territorio hostil sólo puede interpretarse como un acto de provocación para tratar de alimentar reacciones violentas sobre las cuales poder victimizarse después. Justamente la estrategia a la que se aferran normalmente los gobiernos que han perdido la iniciativa y el control de la agenda, y que sólo pueden refugiarse en acciones de resistencia.
Pero el contexto no lo auxilia en lo más mínimo. Las denuncias de corrupción han minado aún más a su base electoral del balotaje, sobre todo a quienes se sumaron en esa instancia, y que desaprueban drásticamente ese tipo de prácticas. Pero también la destrucción del empleo y la devaluación de los ingresos ha golpeado frontalmente al sector más duro del mileísmo: los jóvenes de menos de 30 años, desocupados o con empleos informales precarios.
La contundente victoria del gobernador Valdez en Corrientes a través de la candidatura de su hermano, sumado al vergonzante cuarto lugar obtenido por la lista de LLA, fue una pésima señal para el gobierno nacional, y no sólo por los resultados en sí, sino por la foto posterior con el resto de los gobernadores de Provincias Unidas, un espacio en formación alentado por el Círculo Rojo para construir una alternativa de gobierno que permita evitar un retorno del panperonismo. Esos empresarios hicieron más: dieron forma a un equipo calificado de economistas para delinear el recambio, ya sea en 2027 o antes, si eso resulta necesario.
Tampoco pareció una buena noticia visita de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, a la fabrica FATE, para celebrar el Día de la Industria, justamente una de las actividades más golpeadas por el programa económico del oficialismo.
Pero hubo otras señales que dañaron aún más al gobierno, como la reacción popular que generaron los audios sobre presunta corrupción de Karina Milei y los primos Menem; el recurso a apelar a un juez y a un fiscal muy cuestionados para imponer la censura y la persecución del periodismo, en abrupta contradicción con las garantías que otorga la Constitución Nacional; la vuelta atrás que debió dar el oficialismo en el INTA, el INTI, y otreos organismo similares tras la derrota sufrida en el Congreso Nacional, o el reconocimiento de que habría intervención oficial para contener el dólar, tras haber sido descubierta esa práctica por el periodismo.
El gobierno parece ir a la rastra de la agenda y sólo atina a la victimización y a las amenazas y a las acciones violentas o restrictivas de las libertades públicas para tratar de contraatacar. Los argumentos son endebles: la denuncia de una conspiración rusa y venezolana a la que suman al periodista Jorge Rial y al “Chiqui” Tapia sólo permiten confirmar el desvarío que afecta al gobierno. Tampoco las denuncias de que el kirchnerismo pretende asesinarlo, que difunde el presidente difunde a través de reportajes concedidos a medios extranjeros, para luego incorporarlas al discurso oficial, parecen tener algún tipo de asidero racional. Pero lo peor es que con esto no consigue desviar la atención pública de la presunta participación activa de su hermana en las denuncias de corrupción, que ahora se extienden al saqueo de la obra social de los peones rurales (OSPRERA), el PAMI –la punta del hilo son los sobreprecios en las lentes intraoculares-, y el desvíos de los préstamos de organismos internacionales a nuestro país sospechosamente «desaparecido“.
Para colmo de males, el gobierno norteamericano se negó a recibir a los funcionarios argentinos que viajaron para avanzar en la supresión de la visa requerida para visitar ese país. El gobierno de Trump dejó filtrar que las denuncias de corrupción del entorno presidencial invalidaban toda posibilidad de avanzar en ese sentido.
En dos días, el gobierno debió desprenderse de entre 160 y 200 millones de dólares de los 1600 con los que cuenta para contener su alza, aunque sólo consiguió bajar 10 pesos su cotización. ¿A qué fondos apelará cuando se le acaben en unos días? ¿Devaluará? ¿Impondrá un corralito? ¿Abandonará la salida del cepo para las personas humanas? ¿Emitirá un nuevo Plan Bonex o similar? ¿O simplemente echará mano a las divisas giradas por el FMÏ y a los depósitos privados? Sólo en enero vencen U$D 4600 millones y no hay esa cifra en las arcas oficiales.
En este contexto fue Javier Milei a Moreno, alentando la posibilidad de obtener alguna reacción violenta que le permitiera victimizarse. Inicialmente se llevó un chasco: de los 10.000 asistentes prometidos sólo había una décima parte, compuesta por participantes rentados a los que pagaron $ 20.000 por cabeza según sus propias declaraciones y arriados en micros contratados por la organización. También ingresó al evento un grupo de encapuchados con la complicidad de las fuerzas nacionales.
Lo peor de la casta… Cuando el presidente llegó al potrero disfrazado de club social, ubicado en un barrio marginal, con pésimos accesos y deficiente iluminación, sufrió un shock. La ínfima asistencia parece haberlo llevado a afirmar que se retiraría sin hablar, hasta que sufrió una especie de convulsión prolongada, que sólo habría superado con la asistencia de su hermana Karina, según dio cuenta el periodista Pablo Duggan.
Finalmente subió al escenario, con aspecto desencajado y multiplicando sus furcios. Allí volvió a victimizarse, a agredir al kirchnerismo y acusarlo de corrupto, reclamando la santidad de su hermana Karina. También denunció que la oposición quería eliminarlo como al suicidado Fiscal Nisman, y hablo de un empate técnico en las encuestas.
. «Imagínense como deben estar las cosas en este momento en la provincia de Buenos Aires para que hayan hecho los tres tipos de operaciones todas juntas: trataron de acusarnos de chorros y fueron contra nuestras vidas humanas; y además se metieron con mi hermana», dijo Milei.
Mientras hablaba, los participantes rentados se retiraban, no sin antes haber herido en la cabeza a un notero que cubría el evento.
A la salida del desagradable mitín hubo algunos piedrazos lanzados por menores de edad contra un auto presidencial llamativamente desprovisto de protección de la gendarmería. Demasiado poco para la victimización. El acto terminó siendo una clara muestra de desolación, más allá de cómo intenten presentarlo los medios que aún lo respaldan, aunque cada vez con menor entusiasmo.
El gobierno también se resiente de la cobertura en las redes que ante proveía Santiago Caputo y las “fuerzas del cielo”. El vocero Adorni aparece sólo ocasionalmente y de manera más recatada, y el protagonismo de Patricia Bullrich y sus conspiraciones imaginarias sólo provocan el asombro público y acciones judiciales en su contra, cuando no la respuesta enérgica de la Embajada de Rusia.
Para colmo de males, se comprobó que el motoquero que rescató a Espert de Lomas es un barrabrava de Comunicaciones afin al gobierno, con una causa por intento de asesinato sobre un directivo de ese club, causa cerrada súbitamente después de su acercamiento al oficialismo. El primer candidato de LLA a los comicios de octubre viene cayendo en su cotización: de trasladarse en vehículos provistos por un narcotraficante ahora encarcelado, quien los habría financiado en 2021, ahora debió cambiar la 4×4 blindada por la motito de un barra.
Así llega el gobierno al plebiscito que él mismo diseño y que se celebrará el próximo domingo. Todo es lúgubre, engañoso y violento. Milei viajará a Los Ángeles para estar fuera del país durante la jornada electoral, y ni siquiera podrá darse el gustito de visitar a Fátima Flores en Las Vegas. ¡Qué injusta parece ser la vida con el ex funcionario de Daniel Scioli!
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