Después de reiterados papelones en sus apariciones en actos de campaña, en el gobierno no quieren que Javier Milei vuelva a exponerse públicamente hasta después de los comicios. La imposibilidad de concretar la planificación de los eventos y las reiteradas movilizaciones para recibirlo y repudiarlo a consecuencia del terrible impacto de sus políticas económicas han llevado a su entorno más cercano a recomendarle “guardarse” para evitar nuevos traspiés.
Pero el consejo sobre la restricción de las apariciones de Milei no sólo incluye a los actos de campaña, sino también a sus apariciones en los medios. Durante la semana anterior sus visitas a los programas de Eduardo Feinmann y Esteban Trebucq lo mostraron a la defensiva, débil, enojado y violento con sus interlocutores, pese a que se trataba de operadores mediáticos muy próximos al presidente. Y ni que decir de su actitud con el periodista Mariano Suárez en Mar del Plata, a quien agredió verbalmente cuando le preguntó sobre el affaire Espert.
En su círculo íntimo lo notan “cansado y enojado». Su hermana Karina fue aún más allá, al precisar que: «Está intratable». Le molesta la intervención a su gobierno que intentan diversos grupos, desde el gobierno de los EEUU hasta el Círculo Rojo local. Ninguno de ellos es K, pero todos le han bajado el pulgar. Lo soportarán a costa de vaciarlo de todo poder real.
En este contexto, las declaraciones de Donald Trump causaron un impacto muy negativo. «Me cae simpático pero no hagas que parezca que lo está haciendo bien, se están muriendo de hambre en la Argentina», disparó el mandatario yanqui ante un cuestionamiento por su ayuda al gobernante argentino. Hasta ahora había elogiado la gestión del libertario, ahora lo destruyó.
En el gobierno no saben cómo hacer para que la semana final transcurra sin nuevos costos políticos. Quieren “guardarlo” para evitar nuevos errores no forzados. Ya nadie confía en él, ni siquiera los íntimos.
La única alternativa que imagina el gobierno consiste en tratar de manipular el resultado de las elecciones para evitar que Trump le suelte la mano. Pero el nerviosismo no decae. Fred Machado, quien aportó a la campaña de Espert de 2019, aseguró que “si habla se cae el país”, apuntando tácitamente hacia Milei y Patricia Bullrich como potenciales beneficiarios de sus aportes. También trascendió que la Justicia de los EEUU tiene indicios claros de que Milei y su hermana Karina serían los principales beneficiarios de la estafa $Libra.
Banqueos y empresarios manejan estadísticas que condenan al gobierno a una drástica derrota. Pero las autoridades no tienen capacidad de reacción y el presidente está fuera de control. Sabe que, aunque conserve su puesto, perderá su poder. Tampoco consigue resolver que haría si le exigen que su hermana quede afuera de la gestión después del domingo. Su radio de acción es cada vez más estrecho.
Pero Milei no es el único al que le aconsejaron desaparecer de la escena en el tramo final de la campaña. El mismo consejo recibieron Jorge Taiana y Juan Grabois. El primero luego del traspié que tuvo en el programa de María O’donnell y Ernesto Tenembaum, cuando defendió al régimen de Maduro asegurando que «era una democracia con fallas». Después de eso, no volvió a aparecer.
A Grabois, en tanto, le sugirieron no exponerse si el gobierno escondía a Milei, ya que podría incurrir en algún error que afectara su imagen y su desempeño electoral. Ya jugó exitosamente al denunciar a Espert. Nada que haga hasta el domingo podría superar eso.
Para mejorar su desempeño, el gobierno precisaría que los 1,9 millones de bonaerense que no votaron en las provinciales cambien su actitud y opten por LLA. Con medio millón de votos a favor sólo reduciría la diferencia de septiembre a 9 puntos. Un horizonte muy complicado por cierto.
Las estrategias electorales sólo demuestran el descrédito de la política entre la sociedad argentina. Candidatos y referentes que se esconden para minimizar riesgos, en lugar de salir a competir palmo a palmo para conquistar a nuevos votantes.
Es lo que hay.
Tramo final hacia el 26 de octubre. Jugando a las escondidas
