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Javier Milei y el fantasma de la guerra civil en la Argentina

Ago 17, 2023

Por Alberto Lettieri

En la política argentina se acepta la validez de una máxima que instaló en 1986 el entonces legislador radical Raúl Baglini, a la que se refiere habitualmente como “Teorema de Baglini”. La misma sostiene que “La responsabilidad de los políticos era directamente proporcional al grado de cercanía de gobernar. Es decir que, en la medida en que había distancia de la posibilidad de ser gobierno, se podían permitir hacer propuestas irrazonables, que no podrían llevarse a cabo. Pero en la medida que se convertían en verdaderos posibles candidatos a presidente y, luego, presidente, iban moderando esas ideas para hacerlas posibles.”

La sorpresiva victoria de Javier Milei lo colocó, imprevistamente, en la comprometida situación de tener que confirmar o impugnar la validez de ese teorema. Cuando se le pregunta si ahora que está muy bien posicionado en la carrera presidencial ha comenzado a moderar sus propuestas –tal como lo ha hecho en temas como la dolarización, la clausura de la ayuda social o el cierre del Banco Central-, el libertario estalla –algo que no le cuesta demasiado- y lo niega de manera enfática, acusando al periodismo de haber malinterpretado deliberadamente sus afirmaciones precedentes. Entonces, la necesidad de mostrarse radicalizado y “anti-casta” lo desborda, y termina perdiendo la compostura, deteriorando el maquillaje de cierta moderación que adoptó a partir de haberse impuesto en las PASO.

La necesidad de incrementar sus votos de cara a la elección general ha colocado a Milei en el entuerto de mantener sus propuestas irrealizables y radicalizadas para conservar a los fieles, y de mostrar su aptitud para el ejercicio del ejecutivo nacional ante moderados e indecisos. El problema consiste en cómo sintetizar ambas exigencias en un mismo discurso. El miércoles por la noche, al concurrir al programa A Dos Voces, fue acompañado por su candidata a Vice, Victoria Villarruel, encargada de desempeñar un rol de “acompañante terapéutica” para tratar de contenerlo cuando se pasaba de la raya. No le fue muy bien: su vice tiene la misma intemperancia que el libertario, y a menudo aparecieron haciendo afirmaciones contrastantes.

La solución que parece haber adoptado el equipo de campaña de Milei consiste en presentar públicamente a nuevos colaboradores ministeriables, para que salgan a hacer afirmaciones contradictorias para interpelar a distintas fracciones del electorado, con la consecuencia inmediata de que la anarquía comienza a caracterizar a su programa de gobierno.

De este modo, la economista Diana Mondino salió a afirmar que las propuestas de Milei son “meras metáforas”. De este modo, “’dinamitar el Banco Central’ quiere decir solamente ‘impedirle emitir moneda sin respaldo'».

Carlos Rodríguez -Jefe de Asesores económicos del libertario y ex viceministro de Economía en el segundo mandato de Carlos Menem y presidente de la Universidad CEMA-, por su parte, salió a marcar sus disidencias respecto del Plan de Dolarización que defiende Milei, y que fue elaborado por Emilio Ocampo -Director del Centro de Estudios de Historia Económica de la Universidad del CEMA (UCEMA) e integrante del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso-, y presentado en el libro “Dolarización, una solución para la Argentina”, cuya autoría comparte con Nicolás Cachanosky.

Las consecuencias de esta estrategia esquizoide y bipolar tal vez conformen al particular esquema mental de Milei, pero han intensificado las dudas y los temores en los mercados. Para peor, el anticipo de la aplicación de un nuevo Plan Bonex –siempre disfrazado- para resolver el espinoso tema de las Lelics, que incluye a los ahorros en plazo fijo de todos los argentinos, aún no alcanzó el lugar central en la agenda política que irá cobrando en los próximos días, con el riesgo consiguiente de estampida de los votantes de las clases medias. Y ni qué hablar de las consecuencias de su proyecto impracticable de privatización de la educación en todos sus niveles y cierre del Conicet y liquidación de la salud y las políticas previsionales.

Mucho menos consigue explicar cómo conseguirá alcanzar un superávit del 15% el años próximo sin provocar una catástrofe social y una eventual guerra civil en la Argentina. Aunque al menos es consciente de sus consecuencias y ya anticipó que no se escapará en helicóptero, sino que “tendrán que matarlo” para sacarlo de la Casa Rosada.

Cuando optan por Javier Milei, sus votantes deben ser conscientes de que promueven voluntariamente la catástrofe. La tarea de informar y alertar que le cabe a los medios de comunicación, a la política y a las fuerzas vivas de la sociedad es indelegable: la supervivencia de la Patria está en juego.