Javier Milei y su entorno quedaron shockeados por el rechazo del Senado al Mega DNU, claramente inconstitucional por otra parte. Temen que Victoria Villarruel y Mauricio Macri concreten un Golpe de Estado constitucional para desplazarlos e, incapaces de manejarse en la arena de la política democrática, han reaccionado de la peor manera posible aunque la más natural para ellos: amenazar la vida de los que piensan distinto.
El día previo a la sesión de Senadores, Milei dio “me gusta” a un posteo de X que convocaba a “colgarla en la Plaza de Mayo”. Poco después, afirmó que la votación del Senado era un “claro intento de socavar su autoridad”. Claro está que los hackers y twitteros no actúan solos, sobre too cuando están avalados por el presidente, que no se priva de aprobarlos en la aplicación de Elon Musk. Marcelo Bonelli, quien no podría sospecharse de militancia K, denunció que el gobierno gasta fondos millonarios para financiar a estos operadores informáticos. El periodista Jorge Rial reveló que, pese a la pretendida eliminación de la pauta publicitaria, el gobierno nacional erogó casi $ 300 millones para comprar los servicios de los operadores políticos que se presentan como periodistas de LN+. Esos financiamientos apuntan a profundizar el odio en la sociedad, y naturalizar la violencia como forma de expresión política.
Ahora le llegó el turno a la Senadora por Chubut, Edith Ternezi, que votó contra el DNU, quien fue amenazada con la muerte: “Cuando salgas a la calle te vamos a matar”.
Las agresiones de Milei y su banda merecieron el rechazo de los Senadores de UXP, en defensa de la Vicepresidenta y de la Senadora amenazadas. No fue la consecuencia de un acuerdo político, sino una reacción natural en defensa de la vida y de la vigencia de las instituciones.
Milei teme el golpe constitucional, pero no deja de provocarlo. No sabe comportarse de otra manera.