• 21/11/2024 03:57

Con fabulosas movilizaciones en todo el país, la sociedad argentina reafirmó su condena al negacionismo

Mar 24, 2024

Un nuevo 24 de marzo, pero muy diferente. El primero en el que un gobierno abiertamente negacionista intenta convertir en política de estado la reivindicación del Terrrorismo de Estado. El desprecio de Javier Milei y del elenco gubernamental que lo acompaña por la democracia y la república es tal que no se priva de celebrar la muerte y la tortura para tratar de consolidar un nuevo proyecto político autoritario.
Si estuviéramos en Alemania, por ejemplo, todo el gobierno de Milei estaría preso. Pero estamos en la Argentina, y si bien la brillante tarea de la CONADEP y el ejemplificador juicio a las Juntas, a lo que se sumaron las políticas de Memoria, Verdad y Justicia de la década kircnerista, han sido uno de los principales orgullos que los argentinos realmente de bien podemos exhibir ante el mundo, faltó un capítulo en la legislación posterior que los oradores de este domingo insistieron en reclamar: una normativa que penalice el negacionismo y la apología del Terrorismo de Estado.
Frente a la lógica virtual y facciosa de la ultraderecha aggiornada, el pueblo en masa salió a ocupar las calles para reafirmar su compromiso con la vida y con la libertad. No sirvieron de nada las políticas de censura impulsadas por la administración Milei, que prohibió a los medios oficiales. Empezando por la TVA y Radio Nacional –inminentes objetos de eliminación-, que no pudieron transmitir la conmemoración, dejando en claro que las calles son del pueblo y que el pueblo argentino quiere vivir en libertad real, con respeto de las normas y de los DDHH.
Pero lo que fue un día de gloria para la vida y la democracia también permite realizar otras lecturas. La imposibilidad de realizar un acto unificado demuestra cómo sigue divorciada la mirada egoísta de la dirigencia respecto de los reclamos populares. Si algo dejó en claro este 24 de marzo es que, más allá de lo que afirme el blindaje mediático del gobierno y las declaraciones oficiales de los funcionarios, una porción mayoritaria de los argentinos les dijo basta, y le puso el cuerpo en el espacio público desafiando protocolos anticonstitucionales y amenazas de represión. El pueblo está dispuesto a hacer valer sus derechos, pero no tiene conducción política. ¿Servirá esta demostración popular para modificar esta situación?
Del lado del gobierno intentó aprovecharse políticamente el alud popular, para congraciarse con los sectores más autoritarios y reaccionarios de la sociedad. El condenable video emitido, la actividad del presidente asumiendo nuevamente un afiebrado discurso negacionista y la respuesta de la vicepresidenta, Victoria Villarruela, a Estela de Carlotto: “Respetá al pueblo argentino que les dijo no a ustedes también” demuestra que la herida sigue abierta y que la grieta es cada vez más profunda en nuestra sociedad,
Si algo dejó en claro este 24 de marzo es la decisión de la mayoría de los argentinos de no dejarse avasallar sus derechos. El pueblo habló, ahora quedarán las interpretaciones y las estrategias que tanto oficialismo como oposición puedan hacer de ese dato concreto.
Un país sin memoria está condenado a repetir indefinidamente sus fracasos. La Argentina es la mejor prueba de la certeza de esta afirmación. ¿Conseguiremos alguna vez escapar a ese círculo vicioso que nos conduce sin escalas a la desintegración nacional y a la guerra social?