El presidente de Trenes Argentinos, Luis Luque, reveló que una semana antes del accidente de Palermo reclamó fondos para el mantenimiento de ferrocarriles, que funcionan en situación de absoluta precariedad. Pero el ministro de Economía y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, “no hay plata”, por lo que rechazaron el pedido, exponiendo a la muerte a millones de argentinas que cotidianamente consumen transporte público.
Luque había pedido fondos de manera «urgente» una semana antes del siniestro de Palermo, y sólo la casualidad evitó una tragedia. En su carta había advertido en su carta que no recibir los fondos implicaría una «postergación afectaría parámetros de calidad y mitigación de riesgos en los servicios».
La nota fue enviada al titular de Ferrocariles Argentinos, Patricio Gilligan, al ministro de Transporte Franco Mogetta, y al funcionario de la Jefatura de Gabinete, Mauricio González Botto, hombre de Nicolás Posse para monitorear todas las empresas públicas. También la recibió el Ministro de Economía, Luis Caputo, a través de su secretario Legal y Administrativo, Jose Garcia Hamilton.
Pero Caputo negó los fondos de plano, en el marco de la interna de que sostiene en alianza con Nicolás Posse, contra Karina Millei y su primo, Santiago Caputo, quien es el jefe político de Luque.
Luque quedó expuesto tras el siniestro, que causó casi 100 heridos de diversa gravedad. Procedente del Massismo, fue cobijado por Santiago Caputo, mientras que Nicolás Posse intenta desplazarlo para tomar el control de los ferrocarriles, mientras que Mauricio Macri reclama el cargo para Guillermo Dietrich. Por esta razón, salió a deslindar responsabilidades, señalando que la responsabilidad debe recaer sobre “Toto” Caputo y Posse.
Luque había pedido «arbitrar las acciones pertinentes para gestionar la asignación de fondos necesarios destinados a atender las obligaciones de gasto corriente y capital que garanticen el normal funcionamiento de los servicios a cargo de esta Operadora Ferroviaria, resguardando los estándares mínimos de seguridad operacional», tras haber recibido, el 3 de mayo a las 20 horas, un detallado informe en el que se alertaba sobre los peligros que existían en el sistema ferroviario si “Toto” Caputo no habilitaba los fondos para reparaciones de las vías y formaciones.
Previendo el caos que podría producirse, Luque solicitó a sus superiores un aumento del 68% en los recursos que recibía Trenes Argentinos Operaciones.
«Son todos temas urgentes, ya que los gastos corrientes impactan en el funcionamiento diario, mientras que los gastos de capital, alcanzan contrataciones de obras, o mantenimiento y puesta a punto de las formaciones, que ya se encuentran programadas y su postergación afectaría parámetros de calidad y mitigación de riesgos en los servicios que presta esta Sociedad del Estado», argumentó en su carta.
Ni a Caputo ni a Posse les pareció de importancia poner en riesgo la vida de todos los argentinos, por lo que la cajonearon. Sólo el azar evitó la catástrofe.