Este domingo Javier Milei presentará el Presupuesto para 2025. Se anticipa una fastuosa puesta en escena, tal como es característico del libertario, aún en medio de la depresión y el hundimiento de la economía argentina. No se ahorra en gastos cuando debe destacarse la figura presidencial o se trata de reprimir a los más perjudicados por las políticas de ajuste, tal como sucede reiteradamente en el caso de los jubilados o las organizaciones sociales.
Si bien la guía será una vez más la del recorte voraz, la destrucción del empleo público y la privatización de las empresas públicas, en el entorno presidencial dejaron trascender que se hará un anuncio que “hará volar” a los mercados a partir de mañana, aunque no se dieron mayores precisiones al respecto. Habría un artículo sorpresa para frenar el gasto, se pronostica una proyección de inflación del 28%, un dólar atado a la inflación y una tasa de crecimiento en torno al 5%. En síntesis, el presidente nos prometerá que el año próximo la Argentina ya no será la Argenzuela que sus políticas construyeron, sino Disneylandia. Habrá que ver.
En la semana que pasó Javier Milei consiguió mantener a duras penas el veto al aumento en las jubilaciones, pero debió sufrir dos derrotas considerables con el rechazo del DNU que asignaba U$D 100 millones a la SIDE y la aprobación del Senado de la Ley de Financiamiento Universitario que será objeto de otro veto. La inflación del 4,2 de agosto también fue una sorpresa desagradable, ya que demuestra que las medidas adoptadas por el oficialismo no permiten bajar de un 4% mensual estructural. Cómo podría bajarla al 28% anual, con un crecimiento del 5% de la economía para el año próximo requeriría de la aplicación de recursos mágicos, o bien de la instalación de una especie de paz de los cementerios que terminaría de hacer colapsar la estructura social¨.
El presidente ha decidido recurrir a una puesta en escena impactante, tal como lo hizo en la Apertura de Sesiones ordinarias, que será transmitida por cadena nacional, lo que pone en duda la asistencia de la oposición para no aparecer como el pato de la boda y el objeto de burlas, insultos y agresiones propias del estilo presidencial. Habitualmente el presupuesto era presentado ante los legisladores por el Ministro de Economía de manera rutinaria, pero, en su afán de protagonismo, será en este caso el presidente el encargado de presentarlo en el marco de un amplio despliegue mediático. Hay, por cierto, mucha expectativa, ya que será el primer plan económico que el gobierno actual expondrá de manera pública.
En el primer artículo del proyecto se incluye una novedad, en sintonía con el discurso habitual de que “no hay plata” y la defensa a rajatabla de un pretendido superávit fiscal: junto con el nivel total de gasto previsto, se incluirá una advertencia que dispone que si la recaudación fuera inferior a la esperada, el Jefe de Gabinete quedará habilitado para readecuar partidas y recortar gastos no prioritarios para mantener el equilibrio fiscal.
En términos de inflación se decidió bajar la expectativa inicial de un 30% a un 28%. Nadie consigue explicarse cómo se alcanzaría este objetivo, que, en caso de no cumplirse, significará un altísimo costo político en un año electoral. Lo que enfatizará Milei es que el punto central de su política económica continuará siendo el combate a la inflación, aunque las preocupaciones principales de la sociedad se orienten a los niveles de ingresos y la mantención de los puestos de trabajo.
Para el 2025 el Gobierno se propone asociar la evolución de la cotización del dólar oficial a la inflación, y asegurará que cuenta con las reservas necesarias para afrontar sus obligaciones financieras, para de este modo hacer bajar el riesgo país y evitar corridas financieras o bancarias. De este modo, se anunciará que hasta diciembre de este año regirá el crowling peg del 2, y que luego el dólar pasaría a seguir la evolución de precios. De este modo, el país sería cada vez más caro en dólares, poniendo en riesgo la supervivencia de lo que queda de la producción nacional.
Para garantizar el equilibrio fiscal el gobierno se propone eliminar el déficit del sector público, anticipando que alcanzará un superávit. Si bien habrá déficit en la administración pública, este será compensado con un fuerte superávit a partir de un fuerte recorte de las empresas públicas y de los fondos fiduciarios, y un profundo recorte en Gastos discriminados y subsidios económicos.
Estas son los principales anuncios que trascendieron hasta el momento y que plantean más dudas que certezas entre los especialistas. Esta noche tendremos las certezas respecto de las propuestas, y sabremos qué deberemos afrontar el año próximo.
