• 06/12/2024 15:01

Apagá la tele

Sep 17, 2024

Se lo mire por donde se lo mire, uno de los puntales sobre los que descansa la gobernanza de Javier Milei reside en su exitoso argumento de condenar a la “casta”, diferenciándose drásticamente de ella. A lo largo de los 10 meses de su gobierno lo que fue un argumento de campaña le funcionó bastante bien. De hecho, el gobierno apeló a continuar sistemáticamente en campaña durante lo que va de su gestión, negándose sistemáticamente a definir un plan económico, para montarse en respuestas puntuales en clave electoralista ante cada situación que se producía, tanto favorable como negativa.

Pero tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, y lo que pretendió ser un show estelar de Javier Milei con su inédita cadena nacional supuestamente para presentar el presupuesto 2025 en el Congreso se convirtió en un rotundo fracaso: no tuvo el 50% de encendido que el presidente pretendía, sino que el 15% que registraban hasta su inicio los canales de aire se convirtió en apenas un 3,8% cuando empezó a hablar y durante toda su alocución, recuperando el índice previo cuando culminó el evento. No le fue mejor en Youtube, donde apenas lo vieron 5000 personas.

El Canal 13, por ejemplo, cayó de 5,4 puntos que tenía minutos antes de las 21, a un contundente  0,8 cuando arrancó la cadena nacional. En Telefé, la audiencia se redujo en un 50% cuando comenzó la transmisión del evento. Una vez que concluyó la transmisión oficial, Telefé superó los 8 puntos y el 13 volvió a superar los 5. La estrategia digital diseñada por Santiago Caputo también fracasó en X, e inmediatamente aparecieron las sentencias sobre el “fracaso total” de la estrategia del gobierno y el error del jefe de los Peaky Binders de convocar a sus twitteros a ocupar lugares en un Congreso semivacío, en lugar de respaldar el acto en las redes sociales. «Los twitteros boludeando en los palcos y los TT son todos de los K», reprochaban los propios libertarios.

Santiago Caputo y Karina Milei fueron acusados de ser los padres de un gravísimo error de diagnóstico e implementación de la movida, reprochándoseles que el domingo al atardecer no es un horario apropiado para los discursos políticos, mucho menos implementando una cadena nacional que impidió seguir la programación habitual de los canales.

El fracaso no fue interpretado como una anécdota, sino como un grave daño para la figura de Javier Milei, quien hasta ahora venía siendo imbatible en los medios y las redes sociales, que se suma a los datos que proveyó la encuestadora Zurban-Córdoba, que confirma una caída de más de 10 puntos en la imagen de Milei y, por si fuera poco, su identificación por parte de la sociedad argentina como un mentiroso sistemático.

Según el informe respectivo, sólo un 42,3% de la sociedad aprueba la gestión del gobierno nacional, contra un 57,3% que la reprueba. Al ser consultados los participantes sobre el rumbo económico del país, el 39,5% afirmó que se avanzaba en la dirección correcta, mientras que el 55,1% opinó que se lo hacía en sentido incorrecto.

La credibilidad del presidente está cayendo como un piano. Un 69% está convencido de que  Milei miente cuando sostiene que aplicó la motosierra “a la política y no a la gente”, mientras que un 70% está convencido de que gobierna en beneficio de los ricos.

También son más que preocupantes las evaluaciones de los encuestados respecto de aseveraciones falaces sostenidas por el presidente. “Hace cuatro meses que los salarios le vienen ganando a la inflación” mereció fue considerada como una mentira por el 68$. “Estamos arrasando con la inseguridad” es mentira para el 62%. “Las jubilaciones le están ganando a la inflación” constituye una mentira para el 71%. Y “Está mejorando el empleo” es mentira para el  68%. Pero la frase presidencial considerada más mentirosa fue “Las tarifas de la luz, el gas y el agua están regaladas”, reprobada por el 76%.

El veto a la leve mejora en las jubilaciones y el anuncio de la aplicación de otro a la Ley de Financiamiento Universitario aprobada por el Congreso Nacional parecen haber colmado la paciencia de más de las dos terceras partes de los argentinos, sumándose a un estadío de los ajustes y de los incrementos tarifarios imposibles de afrontar. Es en este contexto que lo que pretendía ser un acto autocelebratorio del presidente, orientado a asegurar a los mercados que se afrontarían los compromisos contraídos “sobre el hambre y la sed de nuestro pueblo” (en palabras del ex presidente Nicolás Avellaneda) se convirtió en la demostración más contundente de que la sociedad ya ha incluido a Javier Milei dentro de la “casta”, y de que la inmensa mayoría lo considera como “un mentiroso”.

No es posible pronosticar las próximas etapas de este proceso de divorcio en trámite entre el presidente y la sociedad argentina. Lo que sí queda en claro es que no presentó el presupuesto ni consiguió convalidar su imagen ante la opinión pública. Sólo dejó en claro que su única prioridad es garantizar el pago de la deuda externa, de la que sus ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger fueron dos de sus principales progenitores, para sufrimiento y desgracia del pueblo argentino,