• 27/07/2024 01:32

No voy en tren….

Ago 5, 2023

El uso de aviones privados para actividades no oficiales por parte de la dirigencia política se generalizó en los años 90, cuando se conseguía 1 dólar por 1 peso y las reservas públicas eran otras, privatizaciones, préstamos y “relaciones carnales” mediante. La paridad cambió –y mucho- a partir de 2001, las alianzas políticas también, pero la práctica quedó instalada, aún en un contexto de reservas negativas y altísimo endeudamiento externo.
En su afán de destacarse y arrojar lo primero que encuentra a mano contra sus competidores, Patricia Bullrich hizo uno de los ejes de sus denuncias a la utilización de jets privados para desplazarse por parte de sus adversarios para realizar actividades proselitistas, tanto de dentro como de fuera de JxC. Un ítem que resulta extraño, ya que el fomento de la creación de taxis aéreos fue una de las políticas más publicitadas del gobierno de Mauricio Macri, para debilitar a Aerolíneas Argentinas y terminar privatizándola, y hasta el Grupo Macri creó su propia empresa.
Pero Patricia necesita llamar la atención, y por esta razón disparó contra Horacio Rodríguez Larreta, con el argumento de que «Ella (Patricia) es decente y por eso viaja en un vuelo de línea pero él es sospechoso y por eso viaja en avión privado».
En las elecciones del domingo pasado, en Chubut, a Patricia se le vino abajo la estantería, cuando se constató que su traslado a esa provincia se había realizado… ¡en un avión privado!
Al trascender la noticia su entorno salió desesperadamente a asegurar que la información era falsa y que se trataba de una operación en su contra. Sin embargo, tales argumentos se deshicieron al comprobarse, adicionalmente, que el viaje de retorno no tuvo como destino el Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, sino un aeródromo de San Fernando.
Ante la imposibilidad de negar la plataforma de llegada y el medio de arribo se modificó el argumento: Patricia habría viajado en avión de línea y regresado en avión privado.
Desde los criterios que la propia Bullrich instaló, ¿es censurable viajar a una actividad proselitista en avión privado, pero no lo es hacerlo en el viaje de retorno?
El argumento resulta insostenible. Pero, además, su equipo no consigue explicar por qué estaba en Trelew el Cessna Citation V, matrícula LV- COV con el que regresó. ¿Viajó en un avión de línea y el avión privado que la trajo de regreso fue vacío a buscarla?
Los datos son demasiado precisos para ignorarlos. El Citation V, de Cessna Aircraft Compnay es un jet que fue registrado inicialmente por Modine Manufacturing Company. En 2011 pasó a Southern Cross Aircraft LLC y ahora revista en Selective Servicios Aéreos S.A.
Con estos datos irrecusables a la vista, queda en claro que el problema no es ya la utilización de un avión privado, sino la campaña de mentiras sistemática que caracteriza a la ex Ministra de Seguridad para tratar de desacreditar a sus competidores. Tal es así que se ofende y finge no recordar su pasado guerrillero, ni que su tío fue ejecutado en una operación en la que tuvo activa participación.
La comprobación de su viaje a Chubut en avión privado despertó las alertas respecto de los medios de locomoción utilizados por la precandidata para sus actividades proselitistas. No hay que bucear muy lejos para encontrar una perla. ¿Podría su equipo explicar cómo se trasladó a Olavarría este jueves?
La mentira tiene patas cortas. Por irse de lengua, Patricia ahora muerde el polvo.