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Elecciones 2023. La moneda está en el aire

Ago 9, 2023

Como tal vez nunca antes, los resultados que podrían arrojar las PASO son una incógnita. ¿La levantada de Horacio Rodríguez Larreta, que registran todas las encuestadoras, le alcanzará para superar a una Patricia Bullrich amesetada y en proceso de cierto retroceso? ¿Cuál será el voto de Milei: el 10, el 15, el 19 o el 24% que le atribuían las diversas mediciones antes de la veda? ¿Conseguirá Sergio Massa ser el candidato individualmente más votado; o, por el contrario, Grabois se lo impedirá? Y, finalmente, la pregunta más incómoda: ¿cuáles serán los niveles de abstención, voto en blanco y voto anulado?
La paradoja de la situación es que, al no contarse con instrumentos confiables de medición para elaborar un diagnóstico previo –las encuestas vienen fracasando estrepitosamente desde hace rato-, cualesquiera sean los resultados que arrojen las PASO no sorprenderán a nadie, ya que será muy fácil entonces, con los números en la mano, elaborar una justificación. Servirá para planificar las campañas y estrategias de cara a las generales, con los competidores definidos sobre la mesa. Lo que no conseguirán revertir es la confirmación del extrañamiento entre la política y amplísimos sectores de la sociedad, que con justa razón se sienten desilusionados o muy enojados con la dirigencia, más allá de su signo político.
Las últimas horas nos han permitido asistir a la -¿última?- puesta en escena de lo que ha sido el clásico de la política argentina en la última década y media: la confrontación entre Mauricio Macri y Cristina Fernández.  Más allá del motivo de los cruces –sea el endeudamiento o los indicadores de pobreza- ambos siguen representando las dos caras de la moneda de la grieta.
Por distintas razones, ninguno de los dos pudo cumplir su sueño de intentar el retorno glorioso. Hasta apenas un par de días atrás no se habían involucrado en la campaña, limitándose a tratar de marcar la cancha a los precandidatos para tratar de asegurarse su sobrevida después del 10 de diciembre. Pero sus expectativas han debido recortarse significativamente. El interés de Mauricio radica en seguir obteniendo réditos de la CABA. El de Cristina, en conservar la Provincia de Buenos Aires para mantener a su tropa: sabe que sin caja su liderazgo se esfumará inmediatamente. También, paradójicamente, tienen en claro que su futuro político está asociado más a la derrota que a la victoria: quien gane la presidencial estará en condiciones de imponerle un cierre definitivo a su liderazgo; pero ambos podrían aspirar a convertirse en jefes de la oposición en caso de un resultado adverso.
El domingo próximo la sociedad argentina comenzará a definir su destino. Podrá optar por más grieta y enfrentamientos si opta por Patricia Bullrich o Javier Milei, o por una nueva dinámica del diálogo y la negociación si lo hace por Rodríguez Larreta o Sergio Massa. Un alto nivel de abstención haría que el voto de los políticamente encuadrados se sobredimensionara hacia las perspectivas más radicales. Una participación mayor de independientes seguramente potenciaría las alternativas más moderadas.
Por ahora, sólo queda formular especulaciones con mayor o menor fundamento. A partir del domingo los argentinos comenzaremos a definir nuestro destino.