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Maten a Frankenstein

Ago 21, 2023

 

Como en la célebre novela de Mary Shelley, el monstruo cobró vida y se le escapó de las manos a sus creadores. No es Frankenstein en este caso, sino Javier Milei. En ambos casos su creación se debió a la aplicación de la ciencia. En el caso de la bestia argentina, se utilizaron todos los recursos de la mercadotecnia y de la Inteligencia Artificial aplicada a la manipulación de masas. Tanto en uno como en otro caso, el éxito del experimento espantó a sus autores, que miran para otro lado después de intentar desarticular sin éxito su logro supremo. En la novela de Shelley, una pueblada sería la clave para exterminarlo. En nuestra realidad argenta, se mira desesperadamente hacia las urnas, tratando de urdir alianzas y estrategias comunicacionales que contradicen todo lo hecho en los últimos cuatro años. Frankenstein no era dueño de sus actos, Milei tampoco.

Azorados, los trabajadores en blanco, el personal de salud, los docentes y los investigadores, que serían las víctimas inmediatas del monstruoso ajuste –con eliminación de la salud y la educación pública- que propone, se encomiendan a algún milagro, ya que su desconfianza y descreimiento sobre la capacidad de la política tradicional para ponerle coto a la amenaza es prácticamente nula. Los mercados y el FMI se dieron cuenta de golpe en los riesgos que significaría su llegada a la presidencia. El fin de una larguísima era de negocios prebendarios, a costas de un Estado al que no cesaron de denostar para los primeros. El riesgo cierto de una guerra civil para el otro. Ambos jugaron a ser aprendices de brujos. Ahora la magia de que disponen no les alcanza.

Finalmente la Argentina corre riesgos de llegar a convertirse en Venezuela. Pero no a través del camino sobre el que alertaba la derecha comunicacional, política y económica, que era el cristinismo. Lo hará por intermedio de un sacerdote radicalizado de la libertad de mercado.

Si bien algunos empresarios de Juntos por el Cambio trataron de acercarse al entorno del libertario, con su tradicional práctica de sobarle el lomo al vencedor, los referentes del círculo rojo están desquiciados. Saben que su práctica tradicional de pegarle sin piedad al Estado para enriquecerse a su costa está seriamente comprometida. Y ni qué decir de las empresas que hacen su agosto con la obra pública.

El ambiguo juego desplegado con Macri, que combina elogios con tomas de distancia hacia Milei, para ganar posiciones en un eventual nuevo gobierno, ha puesto de rodillas a Patricia Bullrich y comprometido seriamente la continuidad de JxC.

En este Aapocalipsis en el que ingresó la política argentina a partir de las PASO, Carlos Melconian salió a tomar activo partido por la devaluada Bullrich. Sin tomarse descanso intenta mover las clavijas económicas para tratar de evitar que la sensación de descontrol que impera en la opinión pública termine en una oleada de votos que consagre la victoria de Milei en primera vuelta.

El pésimo manejo de la economía durante años llevó a destruir el mercado de trabajo en blanco, y condenó a la pobreza a buena parte de los trabajadores, cuyos hijos ven cerrado su futuro. Desalentados, enojados y enfrentados con la política tradicional son la carne de cañón sobre la que Milei construye su carrera presidencial. Lo votan con alegría, sin siquiera sospechar que serán las primeras y las más sangrientas víctimas de lo que vendría en caso de que no seamos capaces de poner un muro de contención a la catástrofe.