Este martes, gobernadores y legisladores de JxC se reunieron para analizar su posicionamiento respecto del gobierno de Javier Milei, y evaluaron cuál sería su rol como eventual oposición y la posibilidad de sumarse con ministros, secretarios y hasta de ocupar lugares estratégicos en la nueva gestión.
Lo más llamativo del caso es que después de haber dado por muerta a la coalición tantas veces durante el proceso electoral, todos –a excepción de la Coalición Cívica- siguen compartiendo ese ámbito común, a pesar de las marcadas diferencias y agresiones que no cesaron de endilgarse. El tema es que todos tienen en claro también que, ante una UxP derrotada y con un oficialismo con escasa musculatura legislativa e inexistente dotación de gobernaciones, esa unidad forzada potencia sus intereses y posibilidades de obtención de beneficios.
El encuentro estuvo signado por la tensión, y de él participaron los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gustavo Valdés (Corrientes), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy), Leandro Zdero (Chaco), Marcelo Orrego (San Juan), Jorge Macri (CABA), Maximiliano Pullaro (Santa Fe). El único que faltó fue Claudio Poggi (San Luis).
La primera discordia giró en torno a la probable asunción de Bullrich como ministra de Seguridad, ya que la UCR sostuvo que todas las incorporaciones deberían ser individuales, sin dar lugar a la confusión de que existe apoyo o co-gobierno con La Libertad Avanza. Esa opinión es compartida por un sector del PRO, que coincide con los radicales en que debería renunciar a la presidencia del partido para despegar a la coalición del nuevo gobierno.
La tensión llegó a un punto tal que motivó el abandono de la reunión Silvana Giudici, Damián Arabia, Laura Rodríguez Machado, Federico Angelini, Hernán Lombardi, Luis Juez y Miguel Ángel Pichetto, mientras se intentaba, en vano, acordar un comunicado que privilegiara la unidad de la coalición para evitar su estallido. La declaración llegó después y sólo fue respaldada por los que permanecieron.
Quien primereó al resto y salió a hablar con la prensa fue Cristian Ritondo, el otro dirigente que estaba en el ojo de la tormenta por la pretensión de Mauricio Macri de que presida la Cámara de Diputados, un cargo que tradicionalmente se le otorga a la fuerza que ejerce la Presidencia de la Nación. Con un dirigente de JxC en esa función, sería imposible desligar a la coalición del oficialismo nacional. De este modo Ritondo sólo comunicó que “El compromiso nuestro es sostener a cada uno de nuestros gobernadores y la unidad de Juntos por el Cambio”. No daba para más.
Los gobernadores insistieron en la necesidad de dialogar con el nuevo gobierno y garantizar la coparticipación, sin la cual las provincias serían inviables económicamente. Desde la UCR hay disposición a ejercer una “oposición responsable”, posición que comparten en el PRO quienes no están sometidos al liderazgo de Mauricio Macri. El problema –sostienen desde la cocina de JxC- es que el ex presidente quiere coparle el gobierno a Milei para hacerlo desbarrancar y obligarlo a renunciar, por lo que le resulta indispensable tener a un cuadro propio en el orden sucesorio. De ahí el interés por ubicar allí a Ritondo, en una estrategia de desestabilización más que de apoyo del gobierno que aún no asumió.